12-01-2025
Tiempo de lectura: 4 min
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Cada vez se ven más productos reciclados que destacan el uso de “materiales naturales”, como maíz, caña de azúcar o fibras procedentes de residuos agrícolas. Esto puede fácilmente hacer pensar que dichos productos pueden “descomponerse de forma natural” sin generar una carga adicional para el medioambiente. Sin embargo, esto esconde una trampa de sostenibilidad que puede frustrar la intención de ser respetuosos con la naturaleza.
Piensa en la naturaleza que te rodea: ¿existe un entorno donde se den estas condiciones: 60 °C de temperatura, presencia de cepas bacterianas específicas, humedad y oxígeno controlados durante más de 60 días? Estas son las condiciones necesarias para el compostaje industrial de muchos materiales biológicos. Solo cumpliendo simultáneamente estos exigentes criterios es posible lograr la llamada biodegradación (que, aun así, a veces no es más que fragmentación en microtrozos sin una descomposición real que regrese al ciclo natural).
Por otro lado, mantener artificialmente estas condiciones requiere grandes cantidades de energía, espacio y tiempo. Las infraestructuras de reciclaje actuales no pueden asumir esta carga, lo que hace que muchos productos “con buenas intenciones” terminen igualmente en la incineradora como residuos comunes. Por este motivo, muchos países ya han establecido restricciones y etiquetados más estrictos respecto a este tipo de materiales.
Más de dos tercios de los plásticos biodegradables del mundo dependen de cultivos como maíz, mandioca o caña de azúcar. Cuando la producción de bioplásticos se vuelve rentable y los precios de compra aumentan, puede generarse una competencia directa con las tierras destinadas a cultivos alimentarios. Esto también puede provocar la destrucción ilegal de hábitats naturales y la deforestación para ampliar la superficie cultivable, afectando tanto a las comunidades humanas como a las especies locales. Todo ello dificulta alcanzar la “transición justa” exigida por el Tratado Global sobre la Contaminación por Plásticos (WWF.org).
Es innegable que añadir materiales naturales puede reducir el uso de plástico virgen procedente del petróleo. Sin embargo, al complicarse la composición del material, la resistencia y estabilidad del producto final pueden verse afectadas, lo que genera uno de los problemas más comunes entre quienes compran este tipo de artículos: se deterioran rápidamente.
Estos bioplásticos requieren una evaluación completa de su uso tras el reciclaje; de lo contrario, no solo no cumplen las expectativas, sino que también generan desperdicios y aumentan la presión sobre los sistemas de gestión de residuos.
Hasta que no se invente un material capaz de sustituir por completo al plástico, el consenso es claro: reducir el plástico desde el origen, disminuyendo la dependencia del petróleo y frenando el aumento potencial de residuos plásticos. Las estrategias más comunes incluyen:
- Reducir el uso de plásticos de un solo uso (como envases, bolsas o cubiertos).
- Alargar la vida útil de los productos plásticos.
- Emplear materiales reciclados para cerrar el ciclo.
En RHINOSHIELD, además de desarrollar materiales sostenibles que puedan sustituir a los plásticos actuales, rediseñamos desde 2017 todas las fundas con un único material que garantiza su reciclabilidad al 100 %. También creamos la tecnología ShockSpread™ ECO, que multiplica por seis la vida útil del material reciclado.
El avance más reciente es CircularNext, lanzado en 2024: la primera funda fabricada con 0 % de plástico virgen y 100 % de plástico procedente de fundas recicladas, diseñada para ser reutilizada una y otra vez: desde iPhone 16 hasta iPhone 20 o incluso 30, convirtiendo la funda en un “contenedor circular” en lugar de un producto desechable.
Añadir materiales naturales a los productos puede sonar ecológico, pero no garantiza ni biodegradabilidad ni sostenibilidad. Para generar un impacto realmente positivo, debemos priorizar la reducción del uso de plástico virgen, reciclar los materiales existentes y adoptar soluciones circulares que equilibren la innovación con el respeto al medioambiente. ¡Trabajemos juntos para convertir la sostenibilidad en acción!