Testimonio LGBTQ+ de Luis

Luis

Déjame compartir contigo mi historia, una narración que entrelaza mis experiencias como persona LGBTQ+ y el viaje que he emprendido. Me llamo Luis y soy del vibrante país de El Salvador. Sin embargo, la vida me trajo a Taiwán hace más de diez años. Al principio llegué aquí como estudiante, pero el destino tenía otros planes para mí y decidí quedarme para trabajar. Entre las muchas pasiones que encienden mi alma, la música ocupa un lugar especial en mi corazón.

Crecer como miembro de la comunidad LGBTQ+ en América Latina fue un reto desalentador. La falta de aceptación que se extendía por la región arrojaba sombras de duda y miedo. Me preguntaba cómo reaccionaría la gente y si yo encontraría un refugio seguro. Ocultar mi verdadero yo se convirtió en una necesidad, obligándome a mantener mis pensamientos y sentimientos bajo llave. Siempre supe quién era, lo que hizo que tener citas fuera una tarea imposible, ya que no podía abrazar mi verdad en un entorno que se negaba a aceptarla.

Las actitudes sociales hacia las personas LGBTQ+ tuvieron un profundo impacto en mis años de formación. Aunque entendía que era normal formar parte de la comunidad, la negatividad y la animosidad que me rodeaban hacían que fuera increíblemente difícil sobrellevar la situación. La lucha constante dentro de mí a menudo me llevaba a momentos de autodesprecio, anhelo por una realidad diferente, o incluso a intentar desprenderme de mi propia identidad. Pero entonces, Taiwán apareció en mi camino y, lenta pero certeramente, los muros que había construido empezaron a derrumbarse.

Como persona LGBTQ+, me enfrenté a numerosas experiencias y retos que pusieron a prueba mi resiliencia. Cada palabra que pronunciaba tenía que meditarla meticulosamente, por miedo a que pudiera ser motivo de acoso o burlas. En tiempos de angustia, solo encontraba consuelo en los confines de mi propia mente. Llevaba una máscara de felicidad eterna y siempre mostraba una actitud positiva, ya que no parecía haber ninguna explicación viable para mi tristeza o estrés ocasionales, salvo la verdad que ocultaba.

Sin embargo, en medio de las luchas, tuve la suerte de encontrar amistades extraordinarias que emanaban positividad y tenían mentes abiertas. No fue hasta que llegué a Taiwán cuando descubrí el apoyo que realmente necesitaba y que me permitió abrazar mi auténtico yo. Los cantantes y músicos desempeñaron un papel importante en mi confianza, pues su arte creaba un espacio seguro y estimulante en el que podía ser yo mismo

Mi identidad LGBTQ+ ha dejado una huella indeleble en mi vida personal y profesional. Cuando mi verdad permanecía oculta, relacionarme con amistades se convertía en un reto ya que podían percibir la distancia emocional que mantenía. Sin embargo, a medida que me fui abriendo poco a poco, una nueva sensación de confianza emanó de mi interior, perceptible para todos a mi alrededor. Profesionalmente, sigo siendo prudente y me abstengo de hablar abiertamente de mi identidad, pero estoy agradecido de tener colegas amables y abiertos que crean un entorno integrador.

En mi país, El Salvador, aún queda mucho por hacer para apoyar a la comunidad LGBTQ+. El maltrato sigue siendo un problema, pero las generaciones más jóvenes albergan mentes más abiertas y defienden sin miedo lo que es justo. Por otro lado, Taiwán es un ejemplo de inclusión, donde la gente es respetuosa y amable, independientemente de la orientación sexual o la identidad de género.

Para fomentar el apoyo a la comunidad LGBTQ+, El Salvador necesita urgentemente políticas y acciones integrales. La ausencia de leyes protectoras ha vuelto a miles vulnerables. Ser testigo de cómo se niega a las parejas el derecho fundamental de estar el uno para el otro debido a su falta de reconocimiento legal es realmente desgarrador.

De cara al futuro, mis esperanzas y aspiraciones para la comunidad LGBTQ+ son muy amplias. Anhelo un mundo en el que formar parte de esta comunidad se considere completamente normal, en el que las personas LGBTQ+ puedan salir del armario públicamente sin miedo a ser juzgadas o a correr peligro. Las relaciones LGBTQ+ también deberían gozar de la misma libertad y los mismos derechos que las relaciones heterosexuales.

Creo que es muy importante encontrar un grupo de amistades en las que confiar y que te acepten como eres, porque una vez que sientes ese tipo de amor y apoyo, eres capaz de crecer y comprender, quererte más a ti mismo y estar más abierto a expresar sentimientos y amor a los demás.

Corregir a otras personas cuando están acosando o bromeando con la comunidad LGBTQ+ es importante, dejarlo pasar por alto o como “una broma” normaliza el problema. Iniciar conversaciones y educar a la gente es un buen comienzo para crear una sociedad más integradora y tolerante.